Datos y testimonios de una enfermedad bajo estigma

Datos y testimonios de una enfermedad bajo estigma

La organización mundial de la salud lanzó en 2020 la “iniciativa mundial contra el cáncer de mama”, cuyo objetivo es que la mortalidad mundial por esa enfermedad se reduzca en un 2,5% por año entre 2020 y 2040. De lograrse, según la entidad, esa meta permitiría evitar 2,5 millones de fallecimientos en todo el mundo. De hecho, según estimaciones de la entidad global, tender hacia ese indicador permitiría que ya, en un plazo intermedio (en 2030), se podrían prevenir el 25% de las muertes por cáncer de mama entre las mujeres menores de 70 años. Para 2040, ese resultado ascendería al 40%. Es por ello que la OMS estableció tres pilares: la promoción de la salud para una detección precoz; el diagnóstico oportuno; y la gestión integral del cáncer de mama. Esos pilares exigen desarrollar una cultura. Ethica Digital trae hoy dos testimonios de mujeres que vivieron la experiencia de la enfermedad y con ellos aportan a desarrollar esa cultura que se necesita: Karina Vallori y Chicha Osorio.

Los datos que se intentan revertir

En Argentina, el cáncer de mama es el de mayor incidencia del total de cánceres. Según el Observatorio Global del Cáncer (Globocan), de la Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés), con base en los datos producidos por registros de cáncer de base poblacional de Argentina, en 2020 ocurrieron 130.878 casos nuevos de cáncer entre varones y mujeres. De ese número, 22.024 (es decir, el 16,8%) fueron de mama (el primero entre mujeres); seguido por el de colon-recto (12,1%); pulmón (9,3%); próstata (8,9%) y, bastante más atrás, riñón (3,9%).

A nivel mundial, en ese mismo año se diagnosticó cáncer de mama a 2,3 millones de mujeres, y 685.000 murieron por la enfermedad. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que una de cada doce mujeres tendrán cáncer de mama en algún momento de su vida.

En términos de la región, de acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), “en América Latina y el Caribe, la proporción de mujeres afectadas por la enfermedad antes de los 50 años(32%) es mucho mayor que en América del Norte (19%)”.

La detección precoz y el abordaje temprano de la enfermedad, en conjunto con los tratamientos basados en cirugía, en radioterapia y en farmacoterapia son clave para aumentar las posibilidades de curación. El Ministerio de Salud de la Nación recomienda la realización de una mamografía cada uno o dos años en todas las mujeres de entre 50 y 69 años sin antecedentes personales ni familiares de cáncer de mama.

Ethica consultó sobre el tema a Norma Pilnik, académica de sitio de la Academia de Ciencias, Profesora y Doctora en Medicina y directora académica de la Especialidad en Oncología de la Facultad de Ciencias Médicas (FCM) de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).

Ante la pregunta de si las mujeres tienen más presente actualmente la importancia de hacerse los estudios de detección precoz de cáncer de mama, respondió afirmativamente, pero aclaró también que depende “de la clase socioeconómica y de la cobertura en salud”. “En las clases con pocos recursos y sin obra social, la situación es diferente, ya que depende de muchos factores, no solo el económico”, afirmó. Entre esos factores, señaló “la necesidad de trabajar”. “Muchas son sostén de familia; otras, tienen trabajos informales y no pueden dejar su actividad”, añadió. Pero también apuntó que la desinformación y el miedo al cáncer también pueden explicar la consulta médica tardía. “En general, las mujeres participan de los programas gratuitos que suelen visitar los vecindarios”, consideró y opinó que “se deberían hacer más campañas sin costo y de modo regular, para lograr más acceso”.

De todas formas, reflexionó que “el desconocimiento es lo menos determinante” y subrayó, en cambio, “la falta de tiempo, el olvido, la negación”. En otras palabras el “a mí no me va a pasar”.

Pilnik informó que “a partir de la pandemia, se observaron más casos avanzados”. Lo atribuyó al encierro, al miedo al contagio a la Covid 19 y al temor a ser contactadas por equipo de salud. Remarcó que, inclusive, hubo falta de turnos “sobre todo al inicio de la pandemia, momento en el que se priorizo la urgencia”.

Sobre qué pueden hacer las instituciones, incluidas las asociaciones científicas, los profesionales de la salud, los centros de atención y los gobiernos para promover la consulta y la detección precoz, aseveró: “Se debe informar más y mejor, y lograr erradicar el miedo”. “Educar para que los estudios de diagnóstico precoz empiecen a estar en el calendario mental de las mujeres, como el de las vacunas en los niños y el de las vacunas de la gripe, la neumonía y la Covid 19, en adultos mayores”, agregó.

Campañas en rosa

El denominado “octubre rosa” es una acción de promoción de la salud que se ha impuesto en el mundo. Es una de las campañas de comunicación sanitaria más exitosas, por la adhesión que genera: instituciones públicas y privadas adhieren a ese mensaje, al igual que numerosas figuras públicas, hayan tenido o no cáncer de mama. Es un ejemplo de cómo el marketing puede contribuir a la popularización de mensajes de salud, pero no está exenta de controversia.

La iniciativa, que se remonta a comienzos de la década de 1990, fue de Evelyn H. Lauder –de la compañía de cosméticos Estée Lauder–, quien creó el ya famoso lazo rosa en conjunto con la jefa de Redacción de la revista ‘Self’, Alexandra Penney, como símbolo de sensibilización sobre la enfermedad. La compañía lo complementó con el pedido de donaciones a sus empleados, a las que se sumaron otras instituciones, y aporta lo recaudado para apoyar la investigación, la educación y los tratamientos médicos, con subvenciones a instituciones como la Fundación para la Investigación del Cáncer de Mama (BCRF, por sus siglas en inglés).

La controversia está dada porque el color rosa, asociado a una enfermedad femenina, refuerza el llamado “impuesto rosa”, metáfora que se utiliza para denotar que cuando un producto tiene el color rosa es más caro. El concepto de “impuesto rosa”; pertenece a la Dirección de Asuntos del Consumidor de Nueva York y, curiosamente, fue expuesto en fechas coincidentes con la creación del lazo rosa, en 1992. Sin embargo, es indudable el hecho de que las campañas relacionadas con el cáncer de mama –y que en su mayoría utilizan el lazo rosa– han tenido más éxito que las realizadas por otras enfermedades.

Protocolo de cáncer de mama del CMPC

El viernes 11 de diciembre de 2020, con la asistencia de autoridades del Ministerio de Salud de la Provincia de Córdoba, se presentó el Protocolo de Cáncer de Mama. Una tarea ambiciosa encarada con éxito por el Consejo de Médicos y la Academia de Ciencias Médicas, que se plasmó en un documento que resume los avances científicos y tecnológicos en la materia, adaptado a la realidad sanitaria de la provincia. Participaron las siguientes organizaciones: Ministerio de Salud de la Provincia de Córdoba; Círculo Médico de Córdoba; Facultad de Ciencias Médicas (UNC); Facultad de Ciencias de la Salud (UCC); Instituto de Ciencias Biomédicas y la Universidad Nacional de Villa María. También colaboraron el Instituto Marie Curie/Instituto Zunino y el Instituto de Radioterapia Deán Funes.

El ambicioso proyecto colectivo incluyó otros protocolos sobre las principales enfermedades oncológicas prevalentes, con tomos dedicados al Cáncer de Pulmón, de Colon y Recto, de Próstata y de Cuello Uterino. Los mismos, editados digitalmente, se pueden consultar por autogestión, a través de nuestra Página Web.

La edición completa de la revista en PDF se puede descargar AQUÍ

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