El parto humanizado en la agenda del Consejo
El tema fue abordado por las Doctoras María Fernanda Marchetti, Paloma Caseb y Marité Puga. Destacaron la importancia de proteger los derechos de quienes protagonizan ese momento vital.
El jueves 24 de agosto se realizó en el Consejo de Médicos la charla sobre “Parto humanizado y humanización de la medicina”, organizada por la Comisión de Mujeres de nuestra institución.
Estuvo a cargo de las doctoras María Fernanda Marchetti, especialista en Pediatría y en Medicina Paliativa, Magíster y experta en Bioética, Coordinadora del Área de Bioética del Ministerio de Salud y miembro de la Comisión de Bioética del Consejo de Médicos; Paloma Caseb, coordinadora del área de Perinatología de la Dirección de Salud del Embarazo, Perinatal y de la Niñez, y la subsecretaria de Discapacidad, Rehabilitación e Inclusión del Ministerio de Salud del Gobierno de Córdoba, María Teresa Puga.
Las palabras de bienvenida estuvieron a cargo del presidente de nuestra entidad, Héctor R. Oviedo, quien reveló que al reflexionar sobre cómo encarar la presentación, tuvo en mente la palabra “delivery”, que asociamos a la entrega de comida rápida, pero que, en inglés, quiere decir “entrega” y es también –destacó– una de las formas con las que se llama al nacimiento. “Es un momento de verdadera entrega; se entrega una nueva vida, en un acto maravilloso y, para los que hacemos medicina y conocemos los peligros de un embarazo para desarrollarlo y llevarlo a término, es, probablemente, un cuasi-milagro”. “Sabemos todo lo que puede fallar y no falla –explicó– para que ese milagro ocurra. Y esa entrega no es solo la de una nueva vida, sino la de la madre en manos del equipo de salud”.
Oviedo recalcó que ese acto de entrega, en una situación de vulnerabilidad, debe ser celosamente custodiado. “Debemos trabajar siempre protegiendo a aquel que tenemos enfrente, aquel que está enfermo, que padece, que es un doliente o al que se entrega a nosotros, a nuestro cuidado”, insistió.
La primera en tomar la palabra fue la Dra. Marchetti, quien celebró la posibilidad de “compartir preocupaciones”. “Desde la Comisión de Bioética del Consejo también es un tema que nos preocupa y nos ocupa”, señaló y destacó la presencia de todos los integrantes de esa comisión en el auditorio.
“Nos interesa mucho y somos unos convencidos de que la mejor manera de aportar soluciones es trabajando en equipo y ésta es una temática que exige un abordaje multidimensional, en equipo”, anticipó. Marchetti enfatizó que es importante, además del marco de la Bioética, conocer los marcos legales que respaldan la práctica médica y que están fundados en los derechos.
En la Argentina, la ley 25.929 regula el parto respetado. La Dra. Marchetti recordó algunos lemas relacionados, como “Mejores partos, para un mejor futuro” o “Muchas formas de parir, con los mismos derechos”.
La Bioética propone una reflexión crítica de la realidad y, desde ahí, aportar posibles soluciones. Se insiste en el aporte concreto, que no está solo en el mundo de las ideas y que convierta a quien lo hace en parte de la solución.
Se enfoca así en todos los problemas éticos relativos a la atención y el cuidado de la vida, en las distintas etapas de una persona. Una pregunta que inspira su actuación es si todo lo técnicamente posible es éticamente válido, cuestionamiento que cabe también al tema abordado.
“Nos lo dijeron nuestros profesores durante mucho tiempo: no siempre más medicina es mejor medicina. En ocasiones, creemos que si apabullamos al paciente con todo lo que tenemos para ofrecerle somos mejores médicos o somos mejores equipos. Y no siempre es así”, advirtió.
Afirmó, en ese sentido, que debe ofrecerse a la persona lo que necesite en cada momento. “Habrá veces en las que necesitará de más tecnologías y otras en las que precisará más contacto humano”, afirmó. “Eso supone el trabajo de estar atentos a lo que el otro precisa e ir a la par de las necesidades de nuestra sociedad”, completó.
Manifestó, asimismo, que el tema está relacionado con la práctica habitual de respetar el derecho a elegir de otro, siempre que no implique un riesgo o no produzca un daño.
“Cuando hablamos de parto humanizado se tienen en cuenta los valores de la persona gestante y entran en juego su cultura y sus creencias”, apuntó y subrayó que hay diversas condiciones a considerar, porque hay una convivencia de creencias que puede generar una tensión. No se pretende –aclaró– obligar a una persona a amoldar se al sistema de salud, sino, en la medida en que no genere daño, respetar sus elecciones.
Por caso, se intenta reducir la medicalización en un proceso que es natural, salvo, por supuesto, si está indicado y es necesario. “Se trata de evitar lo que no sea necesario y aquello que no supone un beneficio y que le quita naturalidad a una situación”, reforzó.
Señaló que es importante “no perder de vista a los verdaderos protagonistas”, que no es solo la persona gestante, sino también el recién nacido, su familia y el equipo de salud. Entre los involucrados, cada uno tiene que tener un rol definido y saber qué nivel protagónico tiene. “Si pretendemos estar en el lugar central que, a lo mejor, tiene que ocupar la persona gestante o el recién nacido, nos vamos a equivocar, pero sí tenemos una parte muy importante en esta situación”, ilustró.
Marchetti señaló que en la ley hay un intento de reforzar el derecho al vínculo corporal entre la madre y el recién nacido. “Se fomenta fuertemente la permanencia, en la medida de las posibilidades, del recién nacido en contacto físico con su madre”, indicó.
Aludió, asimismo, al derecho de que se considere a la persona gestante como sana, en un momento muy importante de su vida. Es decir, eliminar la percepción de enfermedad y sí reconocer que está afrontando una vivencia en la que se puede contribuir a que sea feliz y no un recuerdo traumático.
Hizo referencia también a la importancia de la protección de los derechos del recién nacido, quien también ha atravesado una situación vital en soledad y a quien hay que dar la bienvenida de la mejor manera, para que pueda satisfacer sus necesidades biológicas elementales, así como las del afecto y el contacto.
“Esto supone un gran desafío para las instituciones, porque, a lo mejor, los equipos de salud pueden tener la buena voluntad de hacer cosas, pero en soledad no alcanza”, aseveró. “Hay instituciones que están muy avanzadas en este sentido y otras que recién están comenzando, tanto en el nivel público como privado, hay distintas realidades”, añadió.
La especialista reveló que en pandemia muchos de los logros se paralizaron y algunos, incluso, se convirtieron en retrocesos, como el de permitir el ingreso a la sala de partos de la pareja o del familiar que decida la persona gestante. Un trabajo importante es el de la búsqueda de consensos y acuerdos que luego faciliten la toma de decisiones. “Por eso, un espacio como el del Consejo de Médicos es muy útil -remarcó-, porque permite establecer normas, consensos, acuerdos”, elogió.
A su turno, Paloma Caseb, recordó que la ley de parto respetado fue reglamentada en 2015 y aseguró que se trata de una norma muy sencilla, de fácil lectura para quienes no son expertos en leyes.
Desde los primeros años del siglo, se trabaja para que todo el personal de la institución de salud que está en contacto con la persona gestante, desde que ingresa, hasta que se va de alta, tenga los conocimientos que contribuyan a que el parto sea lo más fisiológico posible.
Según la OMS, el 15% de los partos requerirían cesárea, práctica que es considerada como un gran avance de la humanidad y que contribuyó a reducir la mortalidad.
Las personas que están en trabajo de parto necesitan paz y protección. Requiere de un “concierto hormonal exquisito” y, para que eso ocurra, es preciso no interrumpirlo. Por eso, la primera problematización es determinar qué favorece el proceso y qué lo dificulta. La denominada “Escuela francesa” ayudó a pensarnos en la naturaleza, indicó Caseb.
Se considera que el espacio deseado para un parto fisiológico debe ser íntimo, cálido, sin corrientes de aire, con poca iluminación, donde la persona no se sienta observada y con el que la persona esté familiarizada. Todos estos factores serían facilitadores para un buen trabajo de parto.
“Entonces, la pregunta que nos hicimos fue si se podría ofrecer un espacio de parto seguro y con calidad en nuestros hospitales de la provincia, ya sea públicos como privados, donde las personas y leyes sean respetadas”, manifestó.
Caseb narró que en los hospitales se formaron equipos, que fueron capacitados y se generaron discusiones y aportes, tanto internos como, por ejemplo, de Unicef. Asimismo, se insistió en la importancia de indicadores, para evaluar la evolución del proceso.
Finalmente, expuso la Dra. Puga, quien marcó, en primer lugar, cómo, a través del tiempo, la humanidad fue comprendiendo la importancia del parto, desde las épocas en las que parir más hijos aseguraba un lugar destacado en la comunidad, lo cual asentaba el poder masculino.
Destacó que actualmente se busca una mejor mirada y un mejor parir, teniendo en cuenta que todavía se impone un modelo médico hegemónico, lo cual está relacionado, por ejemplo, con la posición de la mujer en el parto.
“Tenemos que pujar para adelante, cuando no es lo natural”, graficó. Asimismo, señaló la importancia de la posibilidad de que el sistema de salud incorpore a profesionales de la actividad física tanto para el momento previo como posterior al parto, para contribuir a facilitar el proceso y a la recuperación.
“Somos heroínas, nos aplaudamos fuertemente todas”, resumió, y consideró que el parto humanizado y las prácticas que contribuyen a él honra la historia de padecimientos que muchas veces estuvo asociada al momento del nacimiento.