El riesgo de una nueva epidemia
La viruela símica o del mono
La Organización Mundial de la Salud (OMS), en un contexto donde las presencias de fuertes pandemias ocurridas recientemente están muy presentes como parte de una nueva realidad, declaró “la emergencia de salud pública con alcance global” ante la presentación de brotes de viruela símica, también llamada viruela del mono o en original “monkeypox”) en la República Democrática del Congo, que conlleva el riesgo de su propagación que exige el alerta en todos los países del mundo. Ello incluye a nuestro país, aun cuando el Ministerio de Salud de la Nación da cuenta de sólo cinco casos detectados hasta el 12 de agosto. Los infectólogos, tras un análisis de la situación, descartan que pueda ser un brote similar el Dengue o el Covid. No obstante, tanto a nivel nacional como provincial se han tomado medidas de alerta, controlando fundamentalmente fronteras y aeropuertos.
La situación en Argentina
El Ministerio de Salud informó que hasta el 12 de agosto hay cinco casos detectados de viruela del mono, uno de ellos en nuestra provincia y que no se ha producido ningún fallecimiento por esa causa. Se trata de un viajero proveniente de Europa, que actualmente se encuentra en buen estado y realiza el aislamiento de acuerdo al protocolo de la OMS. Se trata de una persona de 38 años, que comenzó con síntomas el día 19 de julio con dos lesiones aisladas en la piel, y el día 28 de julio se suman los siguientes síntomas: fiebre alta, cefalea, mialgias, exantema y adenopatías, por lo cual consulta en el Hospital Rawson. Posteriormente se confirmó con estudios realizados por el Instituto Malbrán. Los otros casos se verificaron dos en la provincia de Buenos Aires, uno a Santa Fe y otro a Río Negro.
Sobre la viruela símica o del mono
El material científico difundido por la OMS y otros centros de investigación dan cuenta de que se trata de una infección, que puede transmitirse de animales a personas (zoonosis), y de una persona a otra. El virus que la causa pertenece a la familia de los ortopoxvirus.
Cuando se trata de la transmisión de animales a personas, las vías a considerar son el contacto directo con la sangre, los líquidos corporales, las lesiones de la piel, o las mucosas de animales infectados (manipulación de monos, ratas de Gambia o ardillas infectadas).
En tanto, la infección puede pasar de una persona a otra por contacto estrecho con secreciones de las vías respiratorias, o lesiones en la piel de quien cursa la infección o con objetos contaminados recientemente con los fluidos del/la paciente o materiales de la lesión. Cabe destacar que, debido al contacto íntimo con lesiones cutáneas infecciosas, el contacto sexual constituye un modo de transmisión. Asimismo, puede ocurrir por inoculación o a través de la placenta (viruela símica congénita).
Según los estudios de los especialistas, el periodo de incubación generalmente es de 6 a 16 días, pero puede variar entre 5 y 21 días.
En cuanto a los síntomas, durante el periodo de invasión (hasta el día 5), puede presentarse fiebre, dolor de cabeza intenso, aumento en el tamaño de los ganglios, dolor muscular y cansancio. Entre uno o tres días luego del inicio de la fiebre, aparecen distintas fases del exantema.
Generalmente se presentan primero en la cara y luego se extiende al resto del cuerpo. Las zonas más afectadas son el rostro (en el 95% de los casos), las palmas de las manos y las plantas de los pies (en el 75% de los casos). Ante la presencia de estos síntomas es clave realizar una consulta médica.
Estos signos pueden durar de 14 a 21 días, y la enfermedad suele auto eliminarse. Los grupos más vulnerables son niños y niñas, de acuerdo al grado de exposición al virus, al estado de salud y al tipo de complicaciones que puedan aparecer.
En su prevención es clave reducir el riesgo de transmisión de los animales a las personas en regiones endémicas y de persona a persona. Para ello es necesario evitar el contacto físico estrecho con quienes hayan contraído el virus, sostener una adecuada higiene de manos y el aislamiento de los y las pacientes.
Hay antecedentes de la afección, incluso en Córdoba y en muchos países se la consideró controlada. El ex director del Hospital Rawson, Dr. Miguel Díaz, en declaraciones públicas a La Voz del Interior recuerda que en 2023, el Hospital Rawson, atendió a unas 30 personas con la enfermedad, ninguna de gravedad ni con riesgo de muerte. Afirmó, que esta viruela tiene la característica de producir brotes. “En algunos lugares se le considera de circulación endémica, en otros se produce por brotes epidémicos, como sucedió acá”, indicó Díaz.
Por eso, marcó que lo importante es la prevención ante la aparición de lesiones cutáneas, particularmente en genitales, región perianal o región bucal o cualquier otra parte del cuerpo, sobre todo en personas inmunodeprimidas, en niños, en embarazadas, que son quienes podrían tener un mayor riesgo de transmisión.
A su vez, el infectólogo Germán Ambasch, exjefe del departamento de Medicina del Hospital San Roque y miembro del Comité de Contralor de Infectología del Consejo Médico de la Provincia de Córdoba, explicó –también en declaraciones públicas- que la viruela primero se muestra como “vesículas en la piel” y después se transforman en ampollas. Luego, entre uno y cinco días posteriores se agrega la erupción en la piel, que pasa por distintos estadios hasta formar una costra que luego se cae. Las personas infectadas contagian hasta que se les hayan caído todas las costras. Ante la pregunta de la periodista de La Voz sobre si hay tratamientos para la viruela del mono, respondió que “Es una enfermedad que cursa como la viruela humana. Dura un lapso de dos semanas o tres semanas con la ruptura de esta vesícula o ampolla y después aparece lo que se llaman unas pústulas. Esas vesículas empiezan a tener un color negruzco y se transforman en la costra que se cae. Durante todo este periodo es contagiosa”, expresó.
El infectólogo aseguró que Argentina tiene muy pocos casos y que hasta ahora está más relacionados a países de África y de Europa. El Ministerio de Salud de la Nación, a su vez, manifestó que “la disponibilidad de las vacunas para esta enfermedad es pequeña y se usa para indicaciones muy específicas, como para el personal que trabaja en laboratorios en contacto con el virus o que viaja hacia lugares donde hay brotes como algunas partes de África”. Por lo tanto, no está planteado avanzar en vacunación con este fin en Argentina.
Fuentes: Organización Mundial de la Salud, Ministerio de Salud de la Nación y de la Provincia, Intramed, La Voz del Interior y publicaciones de difusión médica.