Incluir arte y cultura en el tratamiento de pacientes

Incluir arte y cultura en el tratamiento de pacientes

Pintar, dibujar, componer poemas, cantar en un coro, visitar un museo en grupo, participar en un grupo de teatro… Las actividades artísticas pueden mejorar nuestro bienestar psicológico, fisiológico y social, fomentando incluso la adopción de comportamientos más saludables y el desarrollo de habilidades para mejorar nuestra vida. En un informe de 2019, la OMS recomendaba por primera vez incluir el arte y la cultura en los sistemas sanitarios. Esta recomendación impulsó proyectos de inclusión e investigó cómo distintas manifestaciones artísticas podían influir sobre ciertas enfermedades, que el médico podría y debería recetar. Las fuentes son dos notas: la primera publicada por la Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación (OTRI) de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y la segunda fue escrita por Azucena Martín, en noviembre de 2023.

Un informe titulado “Aprendiendo de las Artes”,  presentado en 2023, como consecuencia de la recomendación de la OMS sobre la inclusión de actividades artísticas en el sistema sanitario,  sostiene que enfermedades no transmisibles, como dolencias cardiovasculares, diabetes, enfermedades respiratorias crónicas y cáncer, entre otras, pueden encontrar en las artes soluciones creativas para reducir la carga en los tratamientos y abordar soluciones desde la prevención, especialmente durante un estado de crisis prolongada o permacrisis.

A través de experiencia concretas, que relata el Informe, se establece que una de las fórmulas más adecuadas para hacerlo e incorporar las artes en el tratamiento médico sea a través de la estrategia arts on prescription. Lo podríamos traducir, dicen los autores, como “receta artística” o “receta cultural”, cuando se recomienda por prescripción médica la participación en actividades artísticas y culturales para mejorar la salud.

Es una práctica que se ha impuesto tanto en el sistema sanitario de Inglaterra, como en los países nórdicos al igual que en Estados Unidos y comienza a extenderse por el mundo. “Basados en las evidencias antes mencionadas, profesionales de la salud elaboran un plan o receta en estrecha colaboración con los recursos sociales y culturales de la comunidad para que la persona encuentre alternativas a problemas y malestares insidiosos. Porque estos no tienen por qué ser atendidos sólo desde una perspectiva sanitaria, sino desde una visión más holística donde el arte y la cultura pueden facilitar mecanismos para la mejora y el bienestar”. El estudio realizado por la University College of London no duda al momento de las conclusiones en reconocer el impacto que tiene el arte en la prevención, la promoción de la buena salud y el tratamiento de enfermedades.

Así pues, sostienen que realmente es necesario recetar o prescribir arte en todas las etapas de la vida: en la infancia, para mejorar la autoestima, potenciar la concentración o evitar comportamientos poco saludables; durante la etapa adulta, con el fin de evitar problemas de depresión o ansiedad; y, por supuesto, como herramienta contra el deterioro cognitivo y el dolor crónico y para evitar la soledad no deseada o el aislamiento en las personas mayores.

El estudio no ignora que las profundas barreras socioeconómicas e importantes desigualdades determinan el acceso a la cultura. “Lo que la OMS define como determinantes sociales de la salud, es decir, las circunstancias en que las personas nacen crecen, trabajan, viven y envejecen –incluido el conjunto más amplio de fuerzas y sistemas que influyen sobre las condiciones de la vida cotidiana– son auténticas barreras también en el acceso a la cultura y a las artes”. A esto, según el informe, hay que añadir dificultades de salud física, salud mental o soledad que hace que personas y colectivos no participen en esas actividades, perdiendo oportunidades de socialización y bienestar.

Tras estas experiencias, hay quienes sostienen directamente que el médico debería poder recetar lisa y llanamente arte. En una nota publicada en Unsplash(1), en noviembre de 2023, se comenta una experiencia realizada en Inglaterra, en 2019. En general, estos estudios hablan de beneficios del arte a nivel mental. No obstante, también se han observado beneficios físicos, básicamente porque nuestra mente y nuestro cuerpo están mucho más conectados de lo que a veces pensamos. Alimentar a la primera, también se refleja en la salud del segundo. Y no hay forma mejor de alimentar la mente y el alma que a través del arte. Se planificaron talleres de artes visuales, fotografía, danza y movimiento, teatro, canto o música. Todos ellos fueron guiados por artistas profesionales.

Antes de iniciar los talleres, que se impartieron semanalmente durante 8-10 semanas, se hizo a los participantes una serie de encuestas dirigidas a evaluar su bienestar emocional. Después, se repitieron exactamente las mismas preguntas, con el objetivo de comprobar si había mejoras al respecto. Y así fue.  La explotación de la creatividad y la disminución del aislamiento social llevaron a una mejora estadísticamente significativa en su bienestar emocional, medido en una escala conocida como Escala de Bienestar Mental de Warwick-Edimburgo (WEMWBS). Esto, como bien informan, también puede traducirse en beneficios físicos. Y lo mejor es que no solo pueden obtenerse con la realización de actividades artísticas, como se observó en esta investigación. El propio consumo de arte, como un espectador más, también puede acarrear beneficios de lo más variados.

Apenas dos ejemplos de beneficios

El teatro es una de estas disciplinas artísticas en las que más se pueden experimentar los beneficios del arte. Practicarlo estimula la memoria, refuerza la autoestima y mejora las destrezas comunicativas y las habilidades psicomotrices, entre otros efectos. Pero consumirlo también es muy beneficioso. Por ejemplo, si la obra nos hace reír, estimularemos los pulmones y el corazón, a través de un consumo más intenso de oxígeno. También liberaremos neurotransmisores causantes de bienestar, como la serotonina o la dopamina, que a su vez tienen efectos beneficiosos sobre la salud. También ayuda a estimular la empatía, ya que se nos exponen de cerca las emociones y vivencias de otras personas, aunque sean falsas. Por lo tanto, ir al teatro no es simplemente una actividad lúdica. También es muy beneficioso para la salud.

La música permite la reducción del dolor fomentada por la música. No puede eliminarlo, pero puede ayudar a reducir los niveles de dolor, tanto en niños como en adultos. En bebés se ha comprobado que una nana de Mozart puede reducir el dolor en los pequeños sometidos a la prueba del talón. En adultos, se han realizado muchísimos estudios en los que se observa una reducción significativa del dolor informado. No obstante, según uno de los más recientes, para que esto sea así es recomendable que la música sea de sus artistas favoritos. Si no, estos beneficios del arte son mucho más reducidos. También calmar la actividad neuronal en el cerebro reduciendo la ansiedad. Incluso parece que puede ayudar a restaurar el funcionamiento efectivo del sistema inmunitario, en parte a través de las acciones de la amígdala y el hipotálamo.

Tanto de forma profesional, como aficionada, o simplemente si asistimos a un concierto, es beneficioso cantar y bailar. Hay muchísimos estudios que demuestran estos beneficios. Por ejemplo, se ha observado que tanto cantar como escuchar a otras personas hacerlo estimula la liberación de un tipo concreto de anticuerpos: la inmunoglobulina A. Esto indica que ayuda a fortalecer el sistema inmunitario. Pero no es el único beneficio el cantar. Cantar también mejora la oxigenación y la respiración, de manera que es muy beneficioso para personas con afecciones respiratorias. En cuanto al baile, sus beneficios asociados a la forma física y el bienestar mental están más que claros. Pero también se ha visto que puede ayudar a personas mayores o con enfermedades que afecten la movilidad e incluso que es muy interesante en pacientes con afecciones neurodegenerativas.

1. Crédito: Kevin Laminto (Unsplash)

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