La importancia del conocimiento de las leyes de salud
La ética es la matriz social necesaria sin la cual las leyes son inútiles o contraproducentes. Siempre la ética y la moralidad están antes que la ley. Ya lo decía Adela Cortina: “Una convicción moral puede más que mil leyes. Es por ello que las leyes no bastan, porque sin una ética civil, suficientemente fuerte, las sociedades humanas son proclives a los conflictos irresolubles y a vivir por debajo de sus posibilidades. Esta ética es el cemento social que comparten individuos con creencias, religiones e ideales de felicidad diferentes. Y es el denominador común que toda sociedad necesita para mantener una vida social colaboradora, y reducir al mínimo los conflictos. En cierto sentido, la ética civil es previa a la legislación positiva. Desempeña una función inspiradora y configuradora de la política y el derecho. Y las leyes deben servir para reforzarla. Por ende los mínimos morales, una vez establecidos, se pueden imponer con la fuerza coactiva del Estado y de las leyes.
Sin embargo de nada sirven las leyes, si los que están protegidos por ellas, y los que deben respetarlas, las desconocen. El conocimiento es una de las condiciones básicas de toda acción autónoma y a su vez, dichas acciones, son parte de nuestras libertades individuales.
Por ende, para una acción moralmente prudencial, que a su vez nos permita actuar dentro de la legalidad, es de suma importancia el conocimiento de las mismas.
Un claro ejemplo es la ley 26529 (ley de Derechos de los pacientes) sancionada en octubre de 2009.
Sería muy extenso repicarla en éste escrito. Sólo diremos que desde allí podremos conocer a cabalidad el derecho a una asistencia digna, el derecho a rechazar tratamientos, a un correcto Consentimiento informado, como así también a respetar la titularidad de la Historia Clínica.
En sucesivas publicaciones, estaremos recordando otras leyes, como así también artículos del nuevo Código Civil de la Nación, que son imprescindibles para un buen ejercicio de la medicina.