La primera vacuna argentina contra el COVID
Fue realizada por investigadores del Conicet, la Universidad Nacional de San Martín y el Laboratorio nacional Cassará. Abastecerá al país, se exportará a otros mercados y será plataforma tecnológica para otras vacunas. En octubre quedó utorizada por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) y fue bautizada “ARVAC Cecilia Grierson”, en homenaje a la primera mujer médica del país. Es, además, la primera vacuna desarrollada íntegramente a nivel local.
Su elaboración –incluyendo los ensayos clínicos– involucró una red público-privada que concentró a más de 600 científicos y profesionales correspondientes a 24 instituciones del país. La cartera de Ciencia y Tecnología, a través de la Agencia I+D+i otorgó un financiamiento de 1.700 millones de pesos.
“Es un logro que nos llena de alegría y orgullo, un momento histórico para la ciencia argentina por la concreción de una vacuna realizada íntegramente en el país”, declaró la presidenta del CONICET, Ana Franchi, quien felicitó a la investigadora del Consejo Juliana Cassataro, al equipo de científicos y científicas que lidera y a todos los equipos e instituciones que participaron del desarrollo de ARVAC.
“Esto implicó la inversión en ciencia y tecnología por parte del Estado y una articulación público privada virtuosa con un laboratorio argentino, Cassará, y así también la articulación y trabajo conjunto con diversas instituciones públicas, académicas, de salud”, continuó. Y completó: “Entramos en el grupo de las pocas naciones en el mundo que pueden investigar, desarrollar y producir una vacuna, que se podrá utilizar en nuestro país y exportar”.
Nota publicada en la revista Ethica Digital ed. 164, sección de Interés Médico.