Las residencias médicas en terapia intensiva
Un alerta que requiere ser escuchado
El tema, como los reclamos, retorna constantemente al análisis, al debate y a la protesta de las organizaciones médicas. No es un tema superficial. Desde hace muchos años, las residencias eran consideradas centrales para el proceso de formación médica. Fue ideado e iniciado por el prestigioso cirujano austríaco Teodoro Billroth, durante la segunda mitad de siglo 19. Se trataba de contar con un sistema remunerado de capacitación en servicio de posgrado a tiempo completo. Significaba el paso de la formación académica a la práctica profesional, programada y supervisada por médicos con experiencia en las distintas especialidades. Pero ese gran objetivo fue degradándose. Hace un par de años, el Dr. Héctor R. Oviedo, Presidente del CMPC, decía en una salutación del Día del Médico donde resaltaba la complejidad de ejercer la profesión, en referencia al tema que nos ocupa: “No es fácil ser médico hoy cuando ante el silencio de los responsables, se convierten las residencias, creadas para fortalecer la formación profesional, en mano de obra barata”. Una cara no deseada del deterioro que ha sufrido el sistema de Residencias Médicas. Es nuestro desafío hoy en nuestro Informe Especial. Tras una introducción sobre datos generales de lo que ocurre, publicamos la mirada de la Comisión de Médicos Jóvenes, en un texto elaborado colectivamente a pedido de Ethica Digital.
El fenómeno
Hay quienes piensan que el deterioro del Sistema de Residencias, si prosigue profundizándose, puede poner en jaque a todo el sistema de Salud. Los residentes, en muchos casos, como ha sucedido en Córdoba, postergan su cursado ante la necesidad de mejorar su situación salarial, prestando servicios en otras provincias que tienen carencia de profesionales médicos, especialmente en guardias, un poco mejores pagas que las residencias, en un contexto de crisis económica. Precisamente el Presidente del Consejo, opinaba que esa postergación era realmente una decisión equivocada por las consecuencias para la formación de los colegas que quedaba inconclusa, pero por otro, un serio riesgo para la salud de la población por las tareas que realizan con una preparación trunca.
El fenómeno se repite en distintas provincias. En Buenos Aires y en Rosario, por ejemplo, según un informe publicado en el diario La Nación, el pasado año como ningún otro, hubo pocos aspirantes para las especialidades sensibles, como terapia intensiva, pediatría, neonatología y clínica médica (1). La razones argumentadas son las mismas: bajos salarios y extremas sobre-exigencias. Hace pocas semanas, en Buenos Aires, los Residentes de los centros de salud salieron a la calle, como lo hacen cada vez más seguido, en distintas provincias. Su descontento está activando alarmas –dice el informe- en un contexto con recursos humanos en crisis, que se expresa en renuncias sostenidas de especialistas, en el justo rechazo al pluriempleo.
La verdad es que contrariamente a lo que se pensaba hace unos años, comienzan a faltar médicos. En nuestra edición de junio de la ETHICA DIGITAL, el Dr. Diego Almada, pediatra, miembro de la Junta Directiva del Consejo de Médicos de la Provincia de Córdoba, alertaba sobre “el riesgo cierto de que la sociedad, como marca la tendencia, se quede sin pediatras. Con preocupación afirmaba “Llevo casi la mitad de mi vida como pediatra y no comprendo cómo nos hemos permitido como sociedad quedarnos casi sin profesionales de esta especialidad en la actualidad”.
El Presidente del CMPC, Dr. Héctor R. Oviedo sitúa la alarma en las dificultades para conseguir colegas que hagan guardias en el Interior de la Provincia. La realidad es que la distribución por departamentos es muy desigual (2).
Según datos de la institución, en Córdoba viven 876 pediatras matriculados. La cifra asciende a 1.159 si se tienen en cuenta las subespecialidades, por ejemplo, endocrinología pediátrica. Ello significa que hay 1,22 de pediatras cada 1000 habitantes. “Estamos ligeramente por debajo de los números ideales, según los estándares internacionales”, dice Oviedo. En este sentido, con relación con otras provincias, sostiene, quizás Córdoba se encuentre mejor, ya que cuenta con cuatro facultades de medicina y una larga trayectoria en la formación de profesionales. Sin embargo, la distribución geográfica del recurso humano demuestra una alteración enorme. La situación económica es un fuerte factor. En Capital y Colón se está por encima de la media, pero en seis jurisdicciones esa ecuación da igual a cero: San Alberto, Pocho, Minas, Río Seco y Totoral. Mientras que, en 15 departamentos, hay un profesional cada 500 habitantes, según datos de la institución.
Los datos a nivel nacional
Según el informe de La Nación, ya citado, el pasado año, de acuerdo con registros oficiales presentados al Consejo Federal de Salud (Cofesa), “rindieron examen 7388 egresados de carreras de ciencias de la salud para adjudicar 8249 vacantes, entre residencias y concurrencias, en 72 especialidades, 3111 centros acreditados y con financiamiento de la Nación y las provincias a través de los ministerios de Salud, universidades, instituciones y privados. Eso se traduce ya en un 10% menos de aspirantes. En 17 distritos, la cantidad de profesionales que rindieron el examen de residencia fue menor que los cupos disponibles”.
El informe agrega que para clínica médica concursaron 530 egresados para 624 puestos, en medicina general y familiar lo hicieron 188 para 538 cargos y en terapia intensiva, 133 para 292 vacantes. En pediatría, neonatología y terapia intensiva infantil, la diferencia fue de casi la mitad: rindieron examen 464 postulantes para los 919 lugares concursados.
El desafío es superar la tensión entre el mundo del trabajo y la formación en medicina, es la conclusión del Dr. Marcelo García Diéguez, profesor del Departamento de Ciencias de la Salud de la Universidad Nacional del Sur y exdirector nacional de Capital Humano: “Hay una crisis de los ingresos a los cargos que es multifactorial.
Tiene que ver el ingreso económico, el clima institucional, el descanso, la carga horaria y los beneficios familiares, que no están cubiertos en todos los distritos. Esto genera tensión entre el mundo del trabajo y la formación en medicina”. Su conclusión es contundente: “La residencia es una inversión para el futuro profesional y, en las condiciones actuales, los profesionales jóvenes no lo ven así en la Argentina.”
1. Fabiola Czubaj, La Nación, 4 de julio de 2023.
2.Declaraciones a La Voz del Interior, 16 de julio de 2023.
La reflexión de la Comisión de Jóvenes Médicos del CMPC
“En mi época los residentes hacíamos todas las guardias”. “No tienen ganas de trabajar”. “Ahora solo les importa la plata”. “Está de moda irse del país”. “Cuando yo era residente no existía el descanso pos guardia”.
Son algunas de las tantas frases que escuchamos de nuestros propios colegas en los pasillos de clínicas y hospitales. Muchos se justifican en que “ellos también lo vivieron, ellos también lo sufrieron”. Y nos preguntamos, si lo sufriste, ¿por qué lo replicas?
¿Seremos una generación menos trabajadora? ¿O será que nuestros mayores malacostumbraron al sistema? ¿Solo nos importa el sueldo? ¿O acaso antes el médico trabajaba únicamente por caridad?
A veces se le critica a la nueva generación de médicos que perdió la vocación, pero vocación no implica una mala remuneración.
Las residencias médicas desempeñan un papel fundamental en la formación de profesionales de la salud en Argentina. Estos programas de capacitación postgraduada nos ofrecen a los médicos recién recibidos la oportunidad de adquirir conocimientos especializados y habilidades prácticas en diversas especialidades médicas. Sin embargo, en los últimos tiempos, nuestra situación ha sido objeto de debate y preocupación.
En este último tiempo han surgido movimientos de residentes y personal de salud con frases como: “La vocación no me paga el alquiler; “confunden vocación con explotación”, “sin residentes no hay hospital”, “me sobra mes a fin de sueldo”, “dejemos de romantizar la profesión”.
Uno de los principales puntos de preocupación es la falta de condiciones laborales adecuadas y salarios justos. Nos enfrentamos enfrentan a largas jornadas de trabajo, falta de descanso adecuado y una carga laboral excesiva.
Un dato no menor y que hasta ahora no ha salido a la luz: es el ausentismo que existe en la carga horaria del personal de planta. Esto significa que jefes de servicio y médicos de planta, no todos, pero una importante cantidad, no cumplen el horario laboral que les corresponde por contrato. Y esto repercute directamente, en la actividad asistencial compensatoria de la que debemos cubrir los residentes.
No tenemos ánimos de señalar y puntualizar culpables, sino, para despertar la empatía en todos aquellos actores que puedan generar un cambio positivo en nuestra realidad. No hablamos desde el resentimiento, sino desde el dolor y el cansancio.
La situación actual de las residencias médicas en Argentina presenta desafíos importantes que requieren atención y soluciones. Es fundamental garantizar condiciones laborales adecuadas, salarios justos y una formación de calidad. Esto no solo contribuirá al desarrollo profesional, sino que también beneficiará a la salud de la población en general.
La nueva Comisión Intersectorial de Salud ¿puede ser un camino?
El pasado 6 de junio se realizó la presentación oficial de la creación de la Comisión Intersectorial de Políticas Integradas en Salud (CPIS), una importante iniciativa para el trabajo en conjunto de distintas instituciones para continuar con las labores ya iniciadas.
El acta acuerdo fue firmada por la Dra. Gabriela Barbás, ministra de Salud de la Provincia; el Dr. Héctor R. Oviedo, presidente de nuestro Consejo de Médicos; el Dr. Luis Lezama, titular del Círculo Médico y la Bioq. Nora Vilches, presidenta de la Federación de Entidades Profesionales Universitarias de Córdoba (FEPUC).
Del acuerdo participaron además todas las facultades de medicina de la Provincia. Representadas por sus máximas autoridades: la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Córdoba; la Facultad de Ciencias de la Salud, de la Universidad Católica de Córdoba; la Universidad Nacional de Villa María y el Instituto Universitario de Ciencias Biomédicas.
La nueva comisión tiene por objetivo la institucionalidad de un espacio para el establecimiento de actividades de cooperación recíproca y vínculos permanentes, reforzando una tarea que ya se venía realizando.
El acta constitutiva establece un trabajo mancomunado en tres áreas: Examen Único Provincial, Especialidades y Recertificación y/o Educación Médica Continua.
Las entidades se comprometen a unir esfuerzos para definir en forma conjunta el desarrollo de políticas y estrategias para la formación de recursos y equipos de salud, a través de procesos que permitan el trabajo intersectorial.