Médicos agredidos: una triste historia que se repite
Lo vivimos con angustia, dolor y desazón en los momentos álgidos de la epidemia del Covid 19. La dedicación total a la lucha contra el virus nos provocó largas horas diarias de trabajo, en ocasiones agobiantes, a veces en condiciones impropias, soportando honorarios indignos. Los médicos en general no sólo aportamos con creces a la atención de los pacientes afectados, sino que hubo colegas contagiados e incluso muertes. Al principio, una gran parte de la sociedad nos aplaudía y nos consideraban como héroes, que evidentemente no éramos, sino que cumplíamos conscientemente y de acuerdo a las exigencias desbordadas con nuestra profesión de salvar vidas. Cuando la epidemia creció, pasamos a ser villanos, culpables y señalados con los dedos acusadores, haciéndonos cargo de insuficiencias del sistema de salud, que no eran nuestra responsabilidad.
Ahora, la historia se repite. La aparición del dengue, en el peor brote en la historia de nuestro país, con una intensidad inesperada, con un aumento exponencial de personas infectadas y un número de víctimas fatales sin precedentes, con una saturación de la demanda de atención en establecimientos de salud, que profundiza el resquebrajamiento del sistema sanitario, del que somos víctimas al igual que los pacientes. Nuevamente pasamos de héroes, que no somos, a villanos que tampoco somos. Como con el Covid, nuevamente estamos, con toda nuestra entrega en medio de otra batalla desigual, cumpliendo con nuestra vocación y con los compromisos éticos de la profesión.
Una vez más, como Consejo de Médicos, en defensa de nuestros colegas, hemos tenido que alertar sobre el fenómeno injusto de la agresión al personal de salud, que ha crecido alarmantemente y que recibimos diariamente, por el solo hecho de ser las caras visibles de un sistema sanitario en prolongada crisis que venimos denunciando desde hace tiempos y de políticas insuficientes para hacerle frente y superarla.
Las denuncias que reciben nuestro Observatorio de Violencia certifica el aumento de las agresiones por parte, en su mayoría, de personas que no encuentran respuestas a sus problemas ante el desborde de la atención médica e incluso de negaciones de la realidad y postergaciones de políticas acordes con la dimensión de la epidemia, en ciertos estamentos de los responsables de la salud pública.
Por eso, desde nuestra editorial de ETHICA DIGITAL expresamos nuestra solidaridad intensa con los colegas agredidos y exhortamos a la sociedad en su conjunto a analizar la realidad, distinguir las responsabilidades, comprender que los médicos, en un sistema sanitario desbordado, somos víctimas al igual que los pacientes. Y a pesar de tales agresiones y de la realidad de un sistema de salud herido, que estamos dispuestos a sostener, en la medida de las posibilidades, con nuestro esfuerzo, el servicio de las instituciones sanitarias.
No fuimos, no somos, ni seremos héroes. Somos personas apasionadas con lo que hacemos, comprometidos con la población. No requerimos aplausos, pero, mucho menos, necesitamos ataques o agresiones. Sólo pedimos respeto a nuestra tarea: que quienes nos necesitan, también nos ayuden a ayudarlos.
Editorial revista Ethica Digital Ed. Nº 168