Nobel para los “padres” de la nueva terapia contra el cáncer

Nobel para los “padres” de la nueva terapia contra el cáncer

Fuente: La voz del interior
Fecha: 2 de octubre de 2018

Allison y Honjo fueron pioneros en crear la inmunoterapia, que consiste en estimular el sistema inmunológico contra el tumor. Aunque costosos, algunos medicamentos ya están disponibles. Se espera que sean el futuro.

No ayudan a todos los pacientes, pero pueden salvar a personas que, de otra forma, apenas tendrían posibilidades: las inmunoterapias son la nueva esperanza en la lucha contra el cáncer.

“Antes había tres columnas en la terapia contra el cáncer: cirugía, radioterapia y quimioterapia. Ahora, tenemos una cuarta columna, la inmunoterapia”, resumió en una ocasión el inmunólogo estadounidense James P. Allison, quien ayer recibió el Premio Nobel de Medicina junto con el japonés Tasuku Honjo.

Actualmente, la inmunoterapia se utiliza en casos de melanomas (cáncer de piel) y contra algunos tumores de pulmón, de riñón, de vejiga, o bien en casos de linfomas.

Al contrario que la quimioterapia o la radioterapia, la inmunoterapia no ataca directamente el tumor. En lugar de eso, estimula el sistema inmunológico del paciente para que luche contra el cáncer.
En la década de 1990, los inmunólogos Honjo y Allison tuvieron una contribución fundamental para descubrir cómo se puede utilizar el complicado sistema inmunológico de forma dirigida. Se centraron en la inhibición de puntos de control inmunitarios.

Las células T del sistema inmune sólo atacan brevemente un tumor antes de que la reacción se debilite. Uno de los motivos es que hay frenos que actúan sobre esas células, los denominados “puntos de control inmunitarios”. La misión de estos es evitar una reacción inmunológica exagerada, algo de lo que se aprovechan los tumores

Honjo y Allison desarrollaron mecanismos para desactivar esos frenos: el japonés, para el caso de la proteína PD-1, descubierta por él; y el estadounidense, para la proteína CTLA-4. A partir del primero, se creó el medicamento atezolizumab e ipilimumab del segundo.

“Es un ejemplo claro para que los gobernantes entiendan por qué es importante hacer ciencia básica”, indicó Gabriel Rabinovich, investigador cordobés del Conicet y la Universidad de Buenos Aires.

Y agregó: “A veces nos piden ciencia útil. Pero estos científicos nunca pensaron en curar el cáncer cuando iniciaron su trabajo. Estaban haciendo ciencia básica y se dieron cuenta de que su trabajo podría servir para desarrollar un tratamiento”.

Rabinovich sigue por el mismo camino. Su trabajo comenzó en 1996, en Córdoba, cuando purificó galectina-1, una sustancia también presente en diferentes tipos de cáncer. El investigador cordobés demostró que si se bloquea esta proteína, el tumor remite.

“La diferencia es que no sólo aumenta la respuesta inmune, sino que también disminuye la vascularización del tumor. Galectina-1 sería una llave maestra que podría aplicarse en otros cánceres en los que las inmunoterapias actuales no funcionan”, indicó Rabinovich, quien espera poder completar los primeros ensayos clínicos dentro de cinco años.

Los grises de la terapia

Uno de los puntos débiles de las inmunoterapias es que, por ahora, sólo se beneficia una parte de los pacientes. Con ayuda del medicamento Ipilimumab, sólo uno de cada cinco pacientes que tiene melanoma está estable después de 10 o de 12 años. En el caso del inhibidor de PD-1, el margen aumenta a casi uno de cada tres.

Pero hay otro problema. Por ahora, estos tratamientos son muy caros porque son anticuerpos monoclonales, sustancia difíciles de desarrollar y de producir, y van desde los 12 mil a los 25 mil dólares mensuales.

Compartir