Otra vez, Favaloro. El testimonio de dos discípulos cordobeses
En nuestra edición anterior, recordamos los cien años del nacimiento de un gran maestro de la medicina. Nos referimos al Dr. René Favaloro. No hay dudas. Y lo hicimos reproduciendo una de las siete cartas que nos dejó como legado antes de su muerte.
Simultáneamente, el Segundo Congreso de Salud Pública Municipal, organizado por la secretaría de Salud de la Municipalidad de la Ciudad de Córdoba, le rendía un justo homenaje público, con la participación de dos discípulos cordobeses, los doctores Adolfo Uribe Echevarría (con sus 89 años) y Miguel Chiappe (con sus 81 años), quienes trajeron la técnica de la cirugía cardiovascular a Córdoba y del By Pass, que se convirtió en un avance decisorio a nivel internacional. Pero, a su vez, Echevarría y Chiappe, que convivieron con él lo recuerdan como el médico humilde, comprometido con los valores de la República, la ética ciudadana, el humanismo y la solidaridad.
Hoy, volvemos sobre Favaloro, pero a través del testimonio directo y emocionado de sus discípulos cordobeses.
Uribe Echevarría, quien trabajó en el Hospital Córdoba y el Hospital Italiano como responsable del área de cirugía del corazón y trasplantes, dice de su maestro: “Favaloro hablaba siempre de la solución social, de la salud pública. Entendiendo a la salud pública como no sectaria, no parcializada”. “Es constitucional la provisión de salud a todo habitante de la Nación Argentina”, aseguraba. Dentro de sus recuerdos subrayó los valores personales con impacto social de Favaloro, así lo definió, así como sus enseñanzas de la formación de la persona a través del trabajo.
En su memoria, Uribe Echevarría, recuerda palabras del maestro, que expresaban un deseo: “No me recuerden como cirujano, recuérdenme como educador”, que no eran solo palabras porque fue un defensor de la educación pública y de la ley de educación 1420.
La vida de esos 12 años en La Pampa, atendiendo en un pueblo, fueron fundamentales para él, graficó el Dr. Uribe Echevarría, porque le dio la dimensión social de la medicina, centrada en la persona con todos sus derechos.
“Favaloro transformó la ciencia médica y la ciencia cardiológica, fundamentalmente por el desarrollo del By Pass no solo salvó vidas sino que se desarrolló toda la tecnología que requería esta ciencia, hubo un derrame y un despertar que tuvo una repercusión mundial”, valoró el Dr. Uribe Echevarría.
Por su parte, el Dr, Chiappe rememoró que en esos primeros años de la cirugía coronaria-rememora que “Favaloro fue resistido por un grupo de cardiólogos que no aceptaban la nueva técnica sobre el tratamiento médico, especialmente profesionales del Hospital Nacional de Clínicas de Buenos Aires”.
“En ese momento era más reconocido en el extranjero que en su propio país, donde profesionales de todo el mundo pasaban a formarse con Favaloro”, reflexiona el Dr. Chiappe.
Su historia personal y profesional está enlazada al propio René Favaloro: “Conocí a Favaloro en el año 1968 cuando venía a operar al Hospital Italiano de Bueno Aires y yo era un joven residente de cirugía cardíaca, ahí ayudé a operar y a acompañar a los pacientes en el post operatorio”.
“Conversando con él le dije que quería ir a la Cleveland, y me dijo que esperara que el volvería al país y que tendría su propio grupo de formación”, recuerda Chiappe.
“Pasados los años sin novedades, yo trabajaba en el Chocón y un domingo nos encontramos ya que junto a su esposa fueron a conocer la obra de ingeniería del Chocón. En ese paseo me convenció de volver a Buenos Aires a su servicio y terminar la formación en la cirugía vascular. Trabajé junto a él seis años hasta que durante un congreso en la ciudad de Mar del Plata, Favaloro se comprometió con los doctores Carlos Balestrini y César Serra para montar la cirugía cardíaca en el Instituto Modelo de Cardiología. Les dijo que enviaría a alguien de su equipo. El candidato a venir a Córdoba fui yo”, se emociona el Dr. Chiappe,
Ambos testigos recordaron la amistad con otros dos cordobeses, el Dr. Lázaro Langer y el Dr. Domingo Babini. Fue este último quien le abrió las puertas de la Universidad Nacional de Córdoba apenas regresado de Cleveland. Allí se lo nombra Doctor Honoris Causa y se lo habilita como médico para dictar un curso anual de cirugía cardíaca y lo incorpora al servicio del Hospital Córdoba.