Investigación de la Progresión del Trastorno Negativista Desafiante

Investigación de la Progresión del Trastorno Negativista Desafiante

Premio al mejor trabajo científico de médicos en formación 2023

Desde el año 2022, Junta Directiva, como un estímulo a la tarea de investigación creó –dentro de los tradicionales Premios Prof. Dr. Remo M. Bergoglio que otorga el CMPC- la categoría Mejor Trabajo Científico de Médicos en Formación. Como lo informáramos en nuestra anterior edición, el galardón del 2023, correspondió a la Dra. Lucía A. Cabrerizo Suaznabar, en un trabajo en el campo de la psiquiatría infantil y juvenil. Hoy publicamos un resumen preparado por la galardonada para ETHICA DIGITAL. En su discurso al recibir el premio, agradeció al CMPC por “visibilizar la salud mental”.

“Progresión del trastorno negativista desafiante en la infancia a disocial de la personalidad en la adolescencia y su evolución a antisocial de la personalidad en la edad adulta”

Las conductas disruptivas, y en especial los patrones negativistas desafiantes se encuentran entre las causas más frecuentes por las que se deriva a un niño o adolescente a consulta psiquiátrica, dado el malestar que genera en el ámbito académico, familiar y social. Así mismo la causa más frecuente de internaciones judiciales en adolescentes es el trastorno disocial de la personalidad, cabe resaltar que un gran porcentaje de estos adolescentes presentaron antecedentes de conductas agresivas, disruptivas y desafiantes en la infancia.

Asimismo, los pacientes adultos judicializados con diagnóstico de trastorno antisocial de la personalidad, inician sus actos delincuenciales antes de los 15 años, por lo cual se entendería que, durante su adolescencia, tendrían un diagnóstico de trastorno antisocial de la personalidad.

El siguiente trabajo busca demostrar la progresión del trastorno negativista desafiante en la infancia adisocial de la personalidad en la adolescencia y su consolidación en antisocial de la personalidad en la edad adulta. A partir de todo lo mencionado se propone una cronología de aparición de los síntomas que incluyen las conductas propias de cada trastorno, sus síntomas cardinales, la edad, el tiempo de evolución, la prevalencia, el curso, pronóstico y factores que conllevan al desarrollo de este continuo delincuencial.

Para demostrar esta cronología se realiza un estudio estadístico del tipo observacional descriptivo, en el Complejo Carcelario N°1 Reverendo Padre Luchesse (Bouwer) la prisión Provincial más importante, donde se aplicó en 40 internos la “Escala de Evaluación de la Psicopatía de Hare Revisada-Hare Psychopathy Check list –Revised (PCL-R )” midiendo así la prevalencia del Trastorno antisocial de la personalidad, en los internos que presentan dicho diagnóstico para buscar antecedentes de Trastorno Negativista Desafiante (TND) en la infancia y/o el Trastorno Disocial de la personalidad en la adolescencia, esto a través de un Check list basado en los criterios diagnósticos del DSM 5 de cada trastorno respectivamente.

Cronología en la aparición de síntomas

La progresión del trastorno negativista desafiante en la infancia, a disocial de la personalidad en la adolescencia y su evolución a antisocial de la personalidad en la edad adulta es un continuo delincuencial que sigue una cronología sintomática.

Esta cronología en la evolución de síntomas y conductas inapropiadas se inicia con el trastorno negativista desafiante por lo general a los 8 años. Suelen manifestarse en el ambiente familiar de manera esporádica, gradualmente la frecuencia se incrementa y se mantiene a lo largo de meses o años haciéndose presente en otros ámbitos como el escolar  y una marcada incapacidad de aceptar los errores por lo que siempre culpa a los demás o se justifica usando un razonamiento que solo él puede entenderlo. Tienen poca o nula tolerancia a la frustración y la cronicidad en el tiempo interfiere significativamente con las relaciones interpersonales y con el rendimiento escolar.

Pueden tener problemas en el colegio, pero por lo general no recurren a la violencia física ni a una conducta significativamente destructiva Cuando el diagnóstico persiste pueden mantenerse estables o comenzar a violar los derechos de los demás y así desarrollar un Trastorno Disocial Múltiples. Factores psicosociales influyen en esta progresión entre ellos el núcleo familiar, tanto la ausencia o la inobservancia de los padres pueden agravar el cuadro, así como actitudes punitivas severas.

Dado el caso de la progresión, nos vemos situados en el segundo eslabón del estudio el trastorno disocial de la personalidad que se define como un patrón repetitivo y persistente de comportamientos que evolucionan con el tiempo; en el que no se respetan los derechos básicos de otros, las normas o reglas sociales propias de la edad.

Las características patológicas son las siguientes:

  • Problemas de conducta: Agresión desmedida: ya sea a personas o animales (por lo general se inicia con agresión a animales). Este punto es el más relevante ya que podemos afirmar que las conductas hostiles y desafiantes fueron incrementándose hasta llegar a recurrir a la violencia física, aspecto que se consideraba un límite fundamental en el TND.
  • La vulneración a los derechos de los demás es más evidente con el paso del tiempo, se puede observar como la incapacidad de aceptar errores se convierte en falta de empatía. La agresividad empieza a tener un receptor especifico, empieza a provocar daño a mediante la utilización de objetos (piedras, palos, armas blancas y de fuego), la conducta criminal incipiente se exterioriza a través de la extorsión y la planificación de robos y otros actos delictivos, su tendencia a la manipulación va más allá del ámbito familiar, y se va perfeccionando. La hostilidad en ascenso se observa mediante la intimidación, el acoso y el enfrentamiento a la víctima.

Con el despertar sexual propio de la adolescencia, empiezan las conductas sexuales desordenadas que van desde la promiscuidad hasta la agresión sexual. Las conductas hostiles pasaron a ser agresivas, causando un daño a propiedad ajena, lo que demuestra que se rompe el límite del respeto a la posesión ajena sin importarle el valor o significado que pueda representar esta. Se va perdiendo la empatía.
El curso del trastorno disocial es variable. En la mayoría remite en la vida adulta particularmente los del tipo de inicio adolescente y quienes presentan síntomas leves y escasos, alcanzan en la vida adulta una adaptación social y laboral adecuada. Sin embargo, en la etapa adulta un porcentaje continúa manifestando criterios de trastorno antisocial de la personalidad.

Factores psicosociales como familias disfuncionales, por lo general que incurren en abuso en cualquiera de sus tipos, exposición precoz a vida parasitaria o delincuencial y situaciones socioeconómicas adversas no solo empeoran el cuadro, sino que facilitan la consolidación a trastorno antisocial años después.  De esta manera vamos viendo que características diagnosticas propias del trastorno disocial se van cumpliendo en los sujetos que no presentan remisión de los síntomas.

Según la bibliografía la prevalencia se sitúa entre 0,2% y el 3%. Es más frecuente en hombres que en mujeres, cifras mucho menores que en el trastorno disocial de la personalidad, 3% y el 7% de la población mundial, por lo que inferimos que podrían tratarse de los casos de trastorno disocial, que no remitieron hacia la normalidad, sino que evolucionaron a antisocial de la personalidad con el pasar hacia la vida adulta.

Las similitudes en las características entre estas dos entidades nosológicas (trastorno disocial y antisocial) son evidentes, y llama la atención de sobremanera el marcado incremento en la severidad de los mismos.

Una vez realizada la cronología sintomática se da paso a las conclusiones del estudio estadístico el cual devela los siguientes hechos:

  • De una muestra de 40 internos, comprendidos entre las edades de 18 a 65 años, siendo el rango etareo más representativo el comprendido entre 18 y 25 años que va decayendo hacia la sexta década de la vida (muestra que la conducta antisocial está relacionada a la edad), la prevalencia del Trastorno Antisocial de la Personalidad es del 70% de los cuales el 86% presentan antecedentes de trastorno negativista desafiante en la infancia y/o disocial en la adolescencia, mismos que en su mayoría comienzan su actividad delincuencial entre los 13 y 15 años, siendo en un 61% reincidentes y tan solo un 3% presos primarios lo que confirma que a la actividad delictiva no solo es precoz sino constante.
  • La deserción escolar es del 82% dato que demuestra el deterioro en la actividad académica presente en el trastorno negativista desafiante y en disocial de la personalidad y denota la ausencia de metas realistas a largo plazo que es indicativo del Trastorno antisocial de la personalidad.

Factores predictores como condición socioeconómica desfavorable está presente en el 88% de entrevistados prefirieron vivir en condición de calle antes de permanecer en su hogar de origen, fugándose durante la adolescencia. Otros factores predictores psicosociales presentes tanto en el trastorno negativista desafiante como en el disocial de la personalidad son:

  • Núcleo familiar conflictivo (estructura familiar violenta o ausente, exposición a conductas criminales desde temprana edad, padres adictos). Presente en el 75% de los encuestados Distintos tipos de abuso (físico, emocional, sexual y /o negligencia) el 91.7% sufrió abuso durante la infancia o adolescencia.

Por último las causas judiciales, en que el 32 % están por robo en sus distintas modalidades, sin embargo los 3 agresores sexuales de la muestra tienen el diagnostico de Trastorno Antisocial de la personalidad y antecedente de disocial de la personalidad en la adolescencia y negativista desafiante en la infancia, al igual que los recluidos por homicidio.

De acuerdo a todo lo anteriormente desarrollado y validado a través del estudio estadístico aplicado en internos del Complejo Carcelario N°1 “Reverendo Padre Luchesse” (Bouwer) podemos concluir que queda demostrada la progresión del trastorno negativista desafiante en la infancia a disocial de la personalidad en la adolescencia y su evolución a antisocial de la personalidad en la edad adulta.

Nota publicada en la Revista Ethica Digital Ed. 166, sección Interés Médico

 

 

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