El virus invasor – Hipertensión Arterial – ¿Se podrá erradicar el cáncer?
Hace unos 30 millones de años, un virus infectó a nuestros antepasados primates y uno de sus genes quedó atrapado en sus genomas. Ayudó a los primates a luchar contra otros virus impidiéndoles entrar en las células. El invasor -conocido como Suppressyn (SUPYN)- sigue existiendo hoy en día, y sigue ayudándonos.
Un nuevo estudio publicado el 27 de octubre de 2022 en la revista Science, revela que este virófago podría ayudar a la placenta a proteger a los embriones de una infección viral. La evolución de la placenta podría no haber sido posible sin SUPYN.
Se podría argumentar que sin los retrovirus no habría mamíferos hoy en la tierra, o sea que la vida no hubiera evolucionado como lo hizo. Los virus que incrustan su material genético en nuestro genoma se conocen como retrovirus. El VIH es probablemente el ejemplo más famoso; una vez integrado en nuestros genes, secuestra la maquinaria celular de nuestro cuerpo para producir más virus. Si infectan espermatozoides u ovocitos, sus genes pasan a formar parte de nuestro ADN y pueden transmitirse a nuestra descendencia. Alrededor del 8% del genoma humano está formado por secuencias de retrovirus que han quedado atrapados en nuestro ADN desde que infectaron a un ancestro humano hace millones de años.
Encontrar más genes virales de este tipo podría ayudarnos a aprovechar o potenciar nuestras propiedades antivirales inherentes sin necesidad de desarrollar nuevos fármacos o vacunas. Para averiguar qué retrovirus endógeno pueden seguir activos en el cuerpo humano, el biólogo molecular Feschotte y col., de la Universidad de Cornell, escudriñaron el genoma humano en busca de secuencias de retrovirus que sospechaban pudieran codificar proteínas. Se buscó en el genoma humano secuencias de retrovirus y se encontraron 1.507, de las cuales aproximadamente la mitad parecían estar haciendo algo en los tejidos humanos.
Cuando se infectaron experimentalmente células placentarias humanas con retrovirus, descubrieron que el SUPYN competía contra los patógenos bloqueando los receptores ASCT2, lo que hacía imposible que los virus entraran en las células. Las células parecían activar SUPYN cuando detectaban un virus, lo que sugiere que codifica una proteína antiviral. Aunque el Suppressyn está reconocido como un gen humano funcional, el 99% de los demás retrovirus endógenos activos que encontraron sólo parecen ADN basura sin importancia, existe al menos la posibilidad de que estos tengan actividades interesantes para la medicina o la fisiología o el desarrollo.
Hipertensión Arterial
La aldosterona sintasa controla la síntesis de aldosterona y se ha estudiado como tratamiento de la hipertensión durante varias décadas. La inhibición selectiva de la aldosterona sintasa es esencial pero difícil de conseguir porque la síntesis de cortisol está catalizada por otra enzima que comparte un 93% de similitud de secuencia con la aldosterona sintasa. En estudios preclínicos y de fase 1, el baxdrostat tuvo una selectividad de 100:1 para la inhibición de la enzima, y el baxdrostat en distintas dosis redujo los niveles de aldosterona en plasma, pero no los de cortisol.
Un estudio en fase II publicado el 7 de noviembre de 2022 en la revista New England Journal of Medicine, en pacientes que tenían hipertensión resistente al tratamiento, con presión arterial de 130/80 mm Hg o más, y que estaban recibiendo dosis estables de al menos tres agentes antihipertensivos, muestra sobre un total de 248 pacientes cambios dependientes de la dosis en la presión arterial sistólica de −20,3 mm Hg, −17,5 mm Hg, −12,1 mm Hg y −9,4 mm Hg en los grupos de 2 mg, 1 mg, 0,5 mg y placebo, respectivamente. Estos resultados demuestran que los pacientes con hipertensión resistente al tratamiento que recibieron baxdrostat por 12 semanas, presentaron reducciones de la presión arterial relacionadas con la dosis administrada.
¿Se podrá erradicar el cáncer?
El éxito del estudio clínico utilizando la edición genética (CRISPR) contra el cáncer abre el camino a los tratamientos personalizados.
Un pequeño ensayo clínico ha demostrado que los investigadores pueden utilizar la edición genética CRISPR para alterar las células inmunitarias, de modo que reconozcan las proteínas mutadas específicas de los tumores de una persona. Estas células pueden ser liberadas en el cuerpo para que encuentren y destruyan su objetivo (el cáncer).
Se trata del primer intento de combinar dos áreas candentes de la investigación sobre el cáncer: la edición de genes para crear tratamientos personalizados y la ingeniería de las células inmunitarias llamadas células T para que se dirijan mejor a los tumores. El método se ha probado en 16 personas con tumores sólidos, incluidos los de mama y colon. CRISPR-Cas9 es un instrumento que se usa para cambiar o “editar” piezas del ADN de una célula. CRISPR utiliza unas guías y una proteína (Cas9) para dirigirse a zonas elegidas del ADN y cortar. A partir de ahí, se pueden pegar los extremos cortados e inactivar el gen, o introducir moldes de ADN, lo que permite editar sus letras a voluntad.
Nota publicada en la Ed. 153 de la revista Ethica Digital, sección Novedades Científicas.
La edición completa de la revista en PDF se puede descargar AQUÍ