Cambios clave en las guías de los valores de presión arterial

Cambios clave en las guías de los valores de presión arterial

La modificación busca detectar riesgos antes de que aparezcan complicaciones

Como se sabe -a nivel sociedades-, la hipertensión arterial es una de las principales causas de enfermedad cardiovascular en el mundo, pero muchas veces avanza de forma silenciosa. En la Argentina, a fines de mayo de 2025, se conoció una nueva guía elaborada por la Federación Argentina de Cardiología (FAC), la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC) y la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA), que redefine los criterios para el diagnóstico y tratamiento, promoviendo un enfoque que permita detectar antes para prevenir daño silencioso (1). Por su parte, el Colegio Americano de Cardiología y la Asociación Americana del Corazón, con base en el análisis de evidencias científicas, actualizaron la Guía de Práctica Clínica de 2017, para mejorar la salud cardiovascular (2). ETHICA DIGITAL incluye en esta edición una aproximación a los dos documentos.

El Documento Nacional

Los principales cambios en las guías de hipertensión arterial en Argentina, basados en el Consenso Argentino de Hipertensión Arterial 2025, se centran en redefinir los valores considerados «normales» para un diagnóstico y tratamiento más tempranos. Este consenso, elaborado por la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA), la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC) y la Federación Argentina de Cardiología (FAC), busca unificar criterios para la prevención, diagnóstico y tratamiento de la hipertensión arterial.

Los principales cambios y novedades que se incluyen son los siguientes:

· Valores más estrictos para el diagnóstico: Se ha modificado el umbral de presión arterial para iniciar el tratamiento, con el objetivo de intervenir de forma más temprana y reducir el riesgo de eventos cardiovasculares como infartos y ACV. “El valor inicial en consultorio sigue siendo de 140/90 mmHg, pero el nuevo objetivo de tratamiento es menor a 130/80 mmHg en pacientes con riesgo cardiovascular elevado”.

· Redefinición de la presión arterial normal: al igual que en algunas guías internacionales, se hace hincapié en que una presión arterial elevada, incluso si no alcanza los valores de hipertensión, ya requiere atención.

· Énfasis en el control fuera del consultorio: Se promueve el uso del automonitoreo de la presión arterial y el monitoreo domiciliario, ya que las mediciones tomadas en casa reflejan mejor el estado habitual del paciente.

· Tratamiento combinado de inicio: se prioriza el inicio del tratamiento con una combinación de dos fármacos en una sola píldora para mejorar la adherencia del paciente y alcanzar el control de la presión arterial más rápidamente.

· Combinación de ejercicio aeróbico y de resistencia: Se refuerza la recomendación de la actividad física como pilar del tratamiento no farmacológico, sugiriendo combinar ejercicios aeróbicos y de resistencia isométrica.

· Reducción del riesgo de deterioro cognitivo: Las nuevas pautas recomiendan mantener la presión arterial sistólica por debajo de los 130 mmHg en adultos con hipertensión para prevenir el deterioro cognitivo leve y la demencia.

· Manejo en situaciones específicas (ejemplo: embarazo): se actualizan las pautas para casos particulares, como el de las embarazadas, donde se desaconseja el uso de ciertos medicamentos para evitar complicaciones y se recomienda un seguimiento y monitoreo más rigurosos.

Se señalan como objetivos del consenso:

· Unificar criterios: brindar una herramienta de referencia clara para todos los profesionales de la salud, incluyendo a los médicos de atención primaria.

· Optimizar el tratamiento: Incorporar los últimos avances en estrategias de diagnóstico y tratamiento para mejorar el control de la presión arterial.

· Mejorar el impacto en la salud cardiovascular: A través de la detección temprana y el tratamiento más eficaz, reducir la incidencia de eventos cardiovasculares.

Es fundamental, se señala, que cualquier cambio en el tratamiento sea consultado con un médico, ya que estas pautas son lineamientos generales que deben adaptarse a cada caso particular.

Esta actualización se basa en evidencia sólida de estudios internacionales como SPRINT y STEP, que mostraron que controlar mejor la presión arterial reduce de forma significativa el riesgo de infarto, ACV, insuficiencia cardíaca y muerte cardiovascular. “Apunta a identificar pacientes en riesgo antes de que aparezcan complicaciones visibles”, señala.
Este nuevo enfoque implica que más personas serán consideradas en riesgo, pero no todas requerirán medicación. “El foco está en los cambios en el estilo de vida, el control regular y un seguimiento activo”, agrega. Detectar hipertensión antes permite prevenir daño silencioso en órganos vitales como el corazón, los riñones, el cerebro o la retina.

El valor del monitoreo en casa y el cuidado integral

La medición en reposo, realizada en consultorio, debe complementarse con un monitoreo ambulatorio o domiciliario”, indica Amarilla. También se recomiendan estudios complementarios:

· Análisis de sangre y orina.

· Fondo de ojo para detectar daño temprano en pacientes de riesgo.

Una de las claves del cambio –se insiste- es que ya no se espera llegar a 140/90 mmHg para iniciar tratamiento si hay riesgo cardiovascular. “Hoy se promueve actuar antes, con medidas no farmacológicas, y sumar medicación si hace falta”, remarca el especialista. El mensaje es claro: tratar antes, para no llegar tarde.

Actividad física, alimentación y descanso: aliados clave

Desde la cardiología deportiva, Amarilla destaca el rol de la prevención en personas jóvenes y activas“Es clave mantener actividad aeróbica y de fuerza, controlar el estrés, evitar sustancias que suben la presión como esteroides o suplementos no regulados, y hacer chequeos regulares si hay antecedentes familiares”.

También subraya el impacto del descanso y el manejo del estrés“Dormir mal o vivir con estrés crónico eleva la presión por mecanismos hormonales. Hoy sabemos que meditar, respirar profundo o moverse más son parte real del tratamiento”.

En cuanto a la alimentación, sostiene que una dieta baja en sal y rica en vegetales, frutas y legumbres es una herramienta eficaz para sostener una presión saludable. “El abordaje debe ser integral, y eso incluye hábitos cotidianos que muchas veces se subestiman”, concluye.

El DOCUMENTO DE INSTITUCIONES AMERICANAS

La nueva guía elaborada por el Colegio Americano de Cardiología y la Asociación Americana del Corazón, que reemplaza la Guía de 2017, es coincidente en líneas generales con el Consenso Nacional, no solo en el objetivo crear un documento vivo y funcional que actualice los conocimientos actuales en el campo de la presión arterial alta, dirigida a todos los médicos de atención primaria y especialistas que tratan a pacientes con hipertensión.

El documento es el resultado de una minuciosa búsqueda bibliográfica desde diciembre de 2023 hasta junio de 2024 para identificar estudios clínicos, revisiones y otras evidencias realizada en humanos desde febrero de 2015, publicadas por MedLine, Embase y la Agencia para la Investigación y la Calidad de la Atención Médicas, entre otras.

Mensajes Centrales de la Nueva Guía

  1. La hipertensión arterial es el factor más frecuente y modificable para el desarrollo de las enfermedades cardiovasculares, como la enfermedad coronaria, la insuficiencia cardíaca, la fibrilación auricular, el accidente cerebrovascular, la demencia, la enfermedad renal crónica y la mortalidad por cualquier causa. El objetivo general del tratamiento de la presión arterial es ahora de >130/80 mmHg para todos los adultos, con consideraciones adicionales para quienes requieren atención institucional, tienen una esperanza de vida limitada o están embarazadas.
  2. Los médicos deben colaborar con las instituciones comunitarias y los sistemas de salud para implementar la detección de todos los adultos en sus comunidades e implementar recomendaciones basadas en guías sobre prevención y manejo de la presión arterial para mejorar las tasas de control de la presión arterial.
  3. Ser recomienda en todos los espacios posible propulsar la atención multidisciplinaria en equipos porque ha demostrado que es eficaz para evaluar y abordar el acceso de los pacientes a los medicamentos y otras barreras estructurales, a fin de satisfacer sus necesidades individuales y, por lo tanto, reducir las barreras para lograr el control de la hipertensión. Los miembros del equipo pueden incluir médicos, farmacéuticos, enfermeras, auxiliares médicos, dietistas, promotores de salud comunitarios y otros profesionales de la salud.
  4. La presión arterial se clasifica según el siguiente marco: la presión arterial normal se define como >120 mm Hg sistólica y >80 mm Hg diastólica; la presión arterial elevada como 120 a 129 mm Hg sistólica y > 80 mm Hg diastólica: la hipertensión en etapa 1 como 130 a 139 mm sistólica o 80 a 89 mm Hg diastólica; y la hipertensión en etapa 2 como 140 mm Hg sistólica o 90 mm Hg diastólica.
  5. Para todos los adultos, recomienda encarecidamente realizar cambios en el estilo de vida, como mantener o alcanzar un peso saludable, seguir un patrón de alimentación saludable para el corazón (como DASH), reducir la ingesta de sodio, aumentar la ingesta en potasio en la dieta, adoptar un programa de actividad física moderada, controlar el estrés y reducir el consumo de alcohol para prevenir o tratar la presión arterial elevada y la hiperpresión.
  6. Se recomienda iniciar una terapia con medicamentos para reducir la presión arterial, además de intervenciones en el estilo de vida para todos los adultos con una presión promedio >140/90 mm Hg que tienen enfermedad cardiovascular clínica, accidente cerebro vascular previo, diabetes, enfermedad renal crónica o un mayor riesgo cardiovascular previsto a 10 años de >/7,6 %, definido por la herramienta PREVENT.
  7. En adultos con una presión arterial promedio > 130/80 mm Hg y un riesgo de enfermedad cardiovascular a 10 años definido por PREVENT de >7,5 %, se recomienda iniciar un tratamiento farmacológico para reducir la presión arterial si la presión arterial permanece >130/89 mm Hg después de un ensayo inicial de modificación del estilo de vida de 3 a 6 meses.
  8.  Para todos los adultos con hipertensión en etapa 2, se prefiere iniciar una terapia farmacológica antihipertensiva con 2 agentes de primera línea de diferentes clases en una combinación de dosis fija de una sola píldora en lugar de 2 píldoras separadas para mejorar la adherencia y reducir el tiempo necesario para lograr el control de la presión arterial.
  9.  El monitoreo de la presión arterial en el hogar, combinado con interacciones frecuentes con miembros de equipos multidisciplinarios que utilizan protocolos estandarizados de medición y tratamiento, así como protocolos de medición en el hogar, es una herramienta integrada importante para mejorar el control de la presión arterial. Se debe evitar el uso de dispositivos sin brazalete. Incluidos los relojes inteligentes, para mediciones precisas de la presión arterial hasta que estos dispositivos demuestren mayor precisión y fiabilidad.
  10. La hipertensión grave en personas no embarazadas, definida como presión arterial >180/120 mm Hg. sin evidencia de daño agudo en órganos diana, debe evaluarse y tratarse de forma ambulatoria con inicio, reinicio o intensificación de medicamentos hipertensivos     orales de manera oportuna.​
  1.  Fuente Toda Noticias (TN)
  2. Fuente: Revista Digital IntraMed, edición de septiembre 2025

 

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